No existe juventud donde falta un fuerte sentido de rebelión.
A los jóvenes les digo: rebélense, rebélense siempre, de otro modo amenazáis de no vivir vuestra vida, obligados por vosotros mismos viviréis la vida de otros que ya existían cuando habéis nacido.
No creéis a los que les dicen que por ser joven sois carentes de sapiencia y sabiduría, ya que efectivamente sois más viejos de nosotros que somos ancianos, tenéis más años de Historia en las espaldas, desde la cual podéis sacar vuestras propias conclusiones.
No creéis a los que les dicen que el futuro es incierto, sois vosotros mismos los artífices de vuestro futuro, nosotros los necesitaremos un día, y finalmente los hijos de vuestros hijos serán personas libres cuando nosotros ya no existiremos.
No elegís las calles que ya recorrieron otros, los ‘adultos’, las calles del leaderismo, las calles de los premios y de los castigos, de la ignorancia, de la acidia, de la envidia, de la maldad, del odio, de la guerra, de la codicia, de la glotonería, de la ceguera egoísta, de la falta de la verdad, del miedo, de la censura, de la arrogancia, de la falta de respecto, de la falta de ternura, de inteligencia, de lógica, de amor.